viernes, 26 de septiembre de 2008

SEÑORES DE PIEDRA

SEÑORES DE PIEDRA

En verdad me encanta volver a Huánuco y respirar su aire. Sentir su delicioso clima, lejos de los bochornos selváticos, lejos de los fríos implacables. Y esta vez no es la excepción. Invitación de por medio, Huánuco allá vamos otra vez. Ahora llegaremos a sus alturas para descubrir una de sus más insignes civilizaciones, los Yarowilca.
Me habían comentado algo acerca de los llamados rascacielos andinos. ¡¿Rascacielos?! La tortuosa carretera nos contacta con Tantamayo, distrito de la provincia de Huamalíes, en unas 8 horas, pasando por una formación pétrea de original envergadura, todos la conocen como La corona del Inca. Y si que tiene la forma caprichosa esa. Llegamos a Tantamayo ya entrada la noche. Me sorprende no sentir tanto frío como en otros lugares y eso que estamos a más de tres mil metros. Calentamiento global será pues. La sorpresa es a la mañana siguiente.


Nos despertamos temprano y yo con las pilas puestas. ¡Hacia Piruro, las torres andinas! Primero recalamos en una serie de depósitos de piedra llamados Selmín granero, unas colcas (reservorios para conservar alimentos) ubicadas en lo alto de un cerro frente a Tantamayo.

A mí me parecieron también como especies de vagones de piedra. En verdad parecía un tren pétreo en lo alto de la montaña. La mente, la mente. ¿O será la altitud?
Hora de enrumbar a Piruro, ubicado al otro extremo. La caminata en realidad es llevadera y no es muy cansada. La recompensa al pequeño esfuerzo es abrumadora. Ante mi vista se despliega Piruro 1. A este lo circunda una muralla que protege al cerrado recinto en forma de anillo, donde se levantan edificios de hasta tres pisos. En Piruro 2, que está más abajo, las edificaciones llegan a tener incluso cinco pisos. Estos antiguos sí que tenían un conocimiento realmente admirable de la ingeniería para levantar semejantes construcciones, hasta escaleras de caracol tienen. Impresionante.
Según el arqueólogo francés Bertrand Flornoy la cultura cuyos ingenieros nos han legado esta magnífica obra, se desenvolvió allá por los siglos X y XIV, se les llama Yarowilca y Tantamayo es probable que haya sido cuna de aquellos. Pero saben, nos comentan por aquí que en la zona existen una miríada de complejos arqueológicos repartidos en un área de 65 km2. Tiempo es lo que se requiere para conocerlos, tiempo y paciencia.
Pero Piruro 1 y 2 no es lo único que visitaremos de esta cultura. Pasadas las dos de la tarde y luego de una suculenta comilona en base a una variada pachamanca (comida cocinada bajo tierra, haciendo uso de piedras calentadas) y un delicioso picante de cuy (animalillo propio del Perú) arribamos al pueblo de La Florida y nos reciben como a invitados de honor, con banda, danzas y todo un jolgorio de bienvenida. Secretamente, me lleno de orgullo. Reconozco que quizás sea un orgullo simplón, pero que le hago, eso es lo que siento en este momento, es que no saben lo que se siente que a uno lo reciban así, es indescriptible. Pero posemos piés sobre tierra y tomemos nuestros caballos que vamos a lo alto de una de las cumbres del lugar. Allá arriba se levanta emblemático, Susupillo, una especie de castillo que domina la alta cresta del cerro del mismo nombre, a más de 4000 metros sobre el nivel del mar. En verdad es imponente. Me revelan que esta construcción está considerada como la más alta en cuanto a restos pre incas del continente americano. Otra vez quedo sorprendido ante la magnificencia del recinto y lo que se aprecia desde aquí. El lugar es de veras estratégico. Ya me imagino a los centinelas del sitio teniendo a sola vista la plenitud del valle y sus quebradas. Es que a estas alturas se domina ampliamente, con una panorámica, todo alrededor.
Si tengo que criticar algo, desde mi modesta postura de visitante, es la falta de disposición de las autoridades competentes en la preservación de monumentos antiguos. Es que sorprende que lugares como los que he visitado en Tantamayo estén deteriorados. Claro ya escucho las voces impolutas de los especialistas diciendo que el culpable es el tiempo, el clima y tantas recetas ya conocidas, pero es básicamente por acción del ser humano y por no haber entidad responsable que vele realmente por ellos, que el deterioro se acrecienta cada vez más. ¿Hasta cuándo podrán soportar monumentos como Piruro y Susupillo la desidia? Yo espero que no sea hasta que las piedras de cada uno de ellos estén regadas por las montañas que alguna vez los cobijaron.Estaba suspendido de una de las cornisas del castillo fotografiando el valle que tengo al frente, cuando a mi alrededor el cielo retumba y nubes oscuras se mueven en lo más alto, anunciando quizás una temprana lluvia, ¡¿lluvia en agosto?! Hora de retornar y dejar a los antiguos en la tranquilidad de su letargo. Estos días han sido de sumo provecho para mí, he aprendido a valorar cada vez más a nuestros antepasados, ellos han sido los pilares de la cultura por la que el Perú es admirado a nivel mundial. A nosotros nos toca preservar su herencia. Ahora me voy para Tingo María, en la cálida selva huanuqueña, pero esa es otra historia.