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LA RUTA DEL SUR
Ticlla, el génesis.
Ticlla, el génesis.

El camino sube y serpentea dibujando la forma de
las montañas, mientras a un costado el río Cañete baja, por momentos sereno y plácido, por momentos embravecido. Ya son casi las cuatro de la tarde y según Carlitos, la ruta se tornará más brava. Y dicho y hecho. ¡¡¡Hey cuidado!!! y vamos hacia la izquierda, ¡¡¡hey cuidado!!!, a la derecha, ¡¡¡que tal camino!!!, pero eso es parte de esta ruta, la aventura pura. Hasta que llegamos a una extensa pampa, ya en territorio de Junín, hacia el otro lado de la reserva. El sol se empieza a poner en el horizonte y sin darnos cuenta volvemos a entrar en Lima, hemos dado una inmensa curva desde Vilca, así de caprichosos son los caminos acá en la cordillera. La 4 x 4 está calientita, ni cuenta nos hemos dado del frío y el sueño nos está venciendo cada vez más, volteo hacia atrás y veo a Iván rendido en los brazos de Morfeo. Dando trompicones llegamos a Tanta entrada ya las 9 de la noche. Al salir del carro, la realidad me dio de sopapo, el frio entró por todos lados hasta por donde no lo habían invitado, estábamos en Tanta, a más de 4000 metros de altitud y a la mañana siguiente emprenderíamos una de las más alucinantes rutas de caminata. Pero antes de irse a dormir, vale bien una taza de mate de coca súper caliente.


¿Saben? Nunca antes me había literalmente sentido aplastado por tal cantidad de frazadas, es que con el frío que hace, los de nuestro alojamiento en la municipalidad no han escatimado en brindarnos sendas frazadas para cubrirnos. Ya fuera y al reparar en el sol que se asoma en el este, cual vizcacha busco el cálido brillo, ¿cálido?, bueno a estas alturas eso es solo un decir pues el frío se regodea en este mágico lugar, resguardado por la majestuosa estampa del Apu Pariacaca, señor de estas tierras que imperturbable se levanta hacia el norte de Tanta. El desayuno, en base a panes, harto queso, canchita y un humeante café de sobre, nos prepara para la travesía hacia el origen del río Cañete, allá arriba, más arriba de Tanta. Y partimos con todas nuestras expectativas por ser de los pocos privilegiados que han recalado por estos lares. Además, el tiempo está de nuestro lado, pues el sol ha sido benevolente y nos está regalando su brillo.


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